El ser humano no depende tan solo del alimento que come o del aire que respira, sino que en el universo existe una energía sutil, en constante vibración, que estructura y anima a todos los seres vivos y a la tierra misma.
En el último siglo, diversos investigadores han revelado la existencia de ciertos factores ambientales o telúricos, formando una compleja red global, cuyos nodos o geopatías afectan negativamente a los seres humanos.
La principal forma de detectar las redes telúricas, es por medio de una técnica ancestral llamada radiestesia. Las personas que manejan este tipo de técnica se les conocen como radiestesistas, zahoríes o rabdomantes. Para conseguir la sensibilidad se necesita equilibrio personal, práctica y humildad.


El barón Gustav von Pohl, científico y radiestesista de la década de los años 30, llevó una serie de estudios concluyendo que las radiaciones terrestres producidas por venas de agua subterráneas eran las inductoras de cáncer en las personas cuyas camas estaban situadas sobre las mismas.
Las venas de agua subterránea son muy variables en cuando a grosor, intensidad, flujo y orientación cardinal. El agua subterránea medida que se desplaza genera fricciones con las paredes del subsuelo, aumentando el potencial eléctrico y alterando la ionización del aire, sobre la superficie terrestre.
Un poco de historia
El Sr. Gustav von Pohl, en su libro “Las radiaciones terrestres como factor causante de las enfermedades y del cáncer”, Munich, 1932 afirma: “los casos de cáncer ocurridos en Vilsbiburg se produjeron en viviendas expuestas a las influencias de radiaciones que emanan de corrientes de agua subterránea. En cinco casas de esta ciudad en un periodo de 21 años se registraron 190 casos de cáncer, por lo que bien merece el sobrenombre de casas cáncer”.
El Dr. Hager, presidente de la Asociación Científica de doctores en medicina de Austria, con colaboración del radiestesista C.Willliams chequeo las camas de 5.348 personas fallecidas de cáncer en la población de Stetting, descubriendo que todos los casos existían fuertes radiaciones geopáticas.
El cancerólogo Dr. Von Brehmer expresó ya el año 1932 “que no es posible darse el lujo de rechazar la horquilla y péndulo”.
El Dr. Jenny, inició investigaciones exponiendo a ratones a diversas radiaciones telúricas, donde los expuestos enfermaban, perdían peso y meses después, desarrollaban tumores, mientras que los ratones colocados en zonas neutras se mantenían en perfectas condiciones.
Sr. Clarence Weston Hansell (1898-1967) ingeniero estadounidense que fue pionero en la investigación de los efectos biológicos del ion aire. En donde el estado de ánimo mejoraba al estar expuesto a cargas negativas y empeorando al exponerse a cargas positivas. Paralelamente el ingeniero francés Sr. Pierre Cody también estudiaba los efectos de la ionización del aire, sobre las venas de agua subterráneas y los efectos del gas radón.
Sr. Ernst Hartmann (1915-1992) fue doctor Alemán cuya investigación titulada “La teoría de las líneas Hartmann” dejó en claro la existencia de una red global de líneas o bandas nocivas orientadas de acuerdo a los 4 puntos cardinales (N-S y E-O) y una separación entre ellas de 2,5m y 2,0m, pero estas cifras suelen variar. Estas bandas de energía emanan del subsuelo o de la superficie terrestre y se extienden en su vertical, llegando a alcanzar más de 2000 m de altura sobre su superficie. Esta red se encuentra presente en cualquier sitio, a nivel del suelo, al interior o exterior de un espacio arquitectónico, así como en planta baja o en un sexto piso.
Sr. Manfred Curry (1899-1953) científico estadounidense de origen Alemán, descubridor de las líneas telúricas llamadas en su honor como “líneas Curry” las cuales poseen una orientación en diagonal a los puntos 4 puntos cardinales del planeta, con una separación de entre 4 a 8 metros y con un grosor consensuado de 40 a 50 cm. Los efectos nocivos de estas líneas se ven aumentados, cuando se forma un cruce o coincide con alguna falla, vena de agua o línea Hartmann.
Existen muchos indicios de antiguas civilizaciones que utilizaron estos conocimientos para construir sus ciudades y fortalezas.
El emperador Yu (China), que reinó 2000 a.C., es a quien se le atribuye el Feng-shui o arte de la geomancia que establece la ubicación correcta de los lugares habitables ya sea para personas o animales, se tenía que hacer un minucioso estudio del lugar, a fin de evitar “Venas del Dragón” (corrientes telúricas) ni se hallara en una salida de los demonios (cruces magnéticos o telúricos muy perturbados).

Los romanos, antes de hacer una edificación de alguna ciudad o fortaleza hacían pastar el ganado durante un año, y posteriormente estudiaban sus entrañas principalmente el hígado. Al presentar deformaciones o estar enfermo, buscaban otro sitio para edificar.

Los egipcios construyeron monumentales templos dedicados a sus dioses y faraones, destacando en ellos su simbolismo, el tamaño y la gran armonía y funcionalidad de sus espacios. En las pirámides egipcias se han detectado vórtices energéticos, al igual que las catedrales construidas en la edad media. Ejemplos la catedral de Chartres, en Francia, construida en los años 1194-1220 y la catedral Santiago de Compostela, en España, construida entre los años 1075 a 1211.







